viernes, 28 de diciembre de 2012

Cinco minutos


Por mil noches he guardado las manos del día…
mojadas brisas la sustentan por el éter
y se confunden de fiebre
en anhelados recodos.

Mi puño agoniza forzada
y mis ojos te ofrecen inédita
desde el santuario de las ganas.

Sacra juventud…
de profesión esclavo
limitada por el amargo deseo ignorado
de sucesivos inviernos.

Guardado del día,
se encamina la vida
-ella marchará-,
atada al futuro,
al promiscuo presente.

Y como siempre...
daremos el grito libertario,
pero nos esclavizará
nuestra propia ignorancia.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Mil noches

He abrazado tu ser mil noches guardando en la conciencia tus dos esmeraldas, cruzando como dos vigas ante mis ojos seducidos por la verde pradera del horizonte. Y coincidir por encargo de dioses bajo el cielo del este donde el sol se apunta deslumbrar de belleza. Cual locura de sueños procuré con mis labios cada recóndito umbral, allí las ganas procreadas en modorra, no sabiendo si es la tierra o mis mil sueños de todos los días.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Parque Caballero

Y en tu ribera
cristalina borbota
la eterna fontana,
fecunda, imparable
la linfa frescura.

Frescas sus aguas
se dirigen a  una bahía imponente
de lozana belleza.

Y más arriba
cercado de lapachos y eucaliptos
ofrece su sideral hermosura,
el paseo central,
adornada de rascacielos
y seculares palmeras.

Hogar del heroico hombre
cuyo parque lleva su nombre.
Hogar de aquellos
pescadores de musas
y de pinceles deleitadores
...amantes del ocaso.

No es Olimpo
pero es tan real
que mis manos la sienten
y otros grandes del arte la vigilan.
La guitarra de un "Pío"
y de un "Príncipe de Versos".

Aquí reposa el estro
forjando al sentimiento,
de brazos abiertos
al amante de belleza,
al principiante de cultura.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Lo llenaré de ilusiones

A éste papel daré vida
lo llenaré de ilusiones
y con la insistencia del viento
le haré a viajar…

cual barquito de papel
su rumbo tomará de la fuerza;
donde impregnado quede
su estructura de detalles.

Infinito de futuro
y sin límites que respetar
se abrirá caminos
donde solo sueños pasaran

...mientras surque esas aguas
y a su paso deje cándida estela,
lo llenaré de ilusiones,
para que con sus huellas provoque
a otras tantas vidas…

viernes, 12 de octubre de 2012

¡Entrégame!

A Rubén Darío

Déjame adueñar
de aquella fantasía
que brota y brota
de tu mente.

Déjame, la necesito
llenar el vacío
de mis tontas ideas
quienes redundan sin vacilación.

“Entrégame los pétalos
que ya pudiste acariciar
y muéstrame el camino
al rosal de los ensueños”

¡Demuéstrame
querer sin amar
y vivir sin haber nacido!

Entrégame al mar o al viento,
que sabré nadar,
 sobrepasar sin barreras
el claro sendero del cielo.

Déjame y entrégame, hombre legendario
mis raíces la buscan
al igual tu en un tiempo.

Ofrezco me poseas
por el instante que desees
en el momento necesario,
no voy más del sueño
y me identifican tus versos;
tus versos afables mudas de regocijo
plenas de un amor
que solo tú podías dar.

A ti te guardarán cien años
y a tus manos deslumbradoras de arte
imperecederas cobijarán tu epitafio;
preciado zafiro
indeleble de belleza
quedó dormido contigo.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Si el miedo

Si el miedo anida en mi pecho y la voz se turbe eco tras eco de monedas. ¡Les diré compañeros! Sacrificadme y quemad este cuerpo de modo que a mis hermanos no llegue tal humillación. Y si algún día esta gente cansada de oír argucias muestre el rostro lacerado; también compañeros, -tocad mi puerta-, que las mismas no dan a las aguas y están cerradas a su pueblo. “Solo la muerte arrebata los sueños, y la vejez… la fuerza de seguir luchando.” Morir no es tan malo como piensan pero vivir sin pensar con los días; sin lidiar con lo injusto …es morir sin aposentos.

viernes, 28 de septiembre de 2012

¿Y el padre?

No quiero una ciudad de luces sino hombres de lúcidas razones; quiero, no solo un gobierno de opiniones sino opiniones sobre un Gobierno. No solo la guerra se combate con armas y el hambre se aplaca con comida, no todo lo ideal a veces conviene… derrotar la pobreza no es lucirla de luces en su intimidad, la energía existe, pero los focos no son eternos. Así como las cosas suceden; gobernar, no es seguir el camino de otros ni arrastrar los pies sobre sus sepulcros, gobernar es…como un padre guiando a sus hijos, que alguna vez serán útiles. "Los hijos crecen y están cansados de aclamar por el padre, que no es lo mismo que un padrastro". Nuestra madre Asunción, ya con su rostro senil está cansada de ver perecer a sus hijos sin motivo alguno, ella necesita la savia para rejuvenecer, el mundo la observa y la deja pasar inaudita. Fuera de su lujosa mansión, también existimos nosotros quienes deseamos un padre merecedor de respeto. Y si el color hace respeto me abstengo y que la tumba me guarde a vivir otra dictadura.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

"Homenaje a un gran artista, Manú"


martes, 25 de septiembre de 2012

Luna

Luna, te propongo un lugar; 
una tregua con el alba, 
un simposio con el sol. 

Intentar en aquel hechizo
a la fuerza de astros,
comulgar teorías
y presagiar historias.

Te propongo…
sin titubeos con cada letra
y en cada sonido
reinventar la lira
e innovar el canto.

Luna,
desde ésta cima
proclamo a tu gobierno.
Luna…
dame el reparo de tus musas
para salvar este horizonte,
de pintar con realidad
que nos vamos muriendo.

Te propongo,
una tregua con el universo,
un simposio con los astros
y sus cercanos,
permitir las aguas en su sitio
“la vida en este mundo.”


miércoles, 19 de septiembre de 2012

La primavera del poeta

“Cómodas y viajeras navegan sin destinos, ilusiones, placeres, el mañana. Tontas de crítica, sucumben sin vacilación diseminadas por el espacio todo el tiempo. Cuan feliz la adolescencia, cuánta experiencia de sobremanera en la juventud apoyada en la esencia; revivo porque creo en mañana. Amo y sobrevivo porque existe un eco, porque existe quien la produce…

Setiembre, 18 del 2000, sábado. Asunción, bello día de toque floresta. Ruidosa mañana, calles de impetuosos colores y de fieles admiradores semanales.
En esos días, sabrá el poeta, impasible y desafiante  transcurre  la vida buscando un encuentro. Calurosa tarde. La vigilia solitaria calmó sus ansias a orillas de una bahía templada de áureos rayos. 

Y como seleccionada entre multitud -ella- buscó descanso en la silueta de los arboles, junto a mis pies, quienes reposaban de la estival temperatura.

¡Llegaste!, posaste tu figura a la sombra de los antojos y escondida tras las gafas tus manos apuntaron hacia mí.
-¡Me invitas un cigarrillo! –Dijo-, mirándome directamente a los ojos.
-¡Cómo no! -Sin dudar, pero sorprendido respondí-.

Sabrá el poeta esa tarde hacia que rumbos apuntaban las ganas y las promesas. Con vos susurrante al culminar el acto predije:
-¡Cayó el telón!

Intrépida y sin ataduras respondió.
- No soy de aquí. -¡Solo estoy de paso!

En el instante pensé. -Una broma extranjera-. Aún así musitabas con acento foráneo…
-Llegué del oeste, más allá de las fronteras -Soy turista-.

Aquella apasionada respuesta abrió en mí las alocadas intenciones de ayudarla a visitar los mejores sitios de la colonial ciudad que nos resguarda.

- La invité a conocer-.
Mas la timidez del poeta, de soñador y bohemio, allende lucieron.
Y a mitad del día nos llevamos, tú a mí, yo a ti. Por esos senderos donde solo las palabras llegan ayudadas por las miradas y las tentaciones estacionadas en la mesa; copa a copa caía la tarde, el ocaso transgredía fronteras, pero todavía no las nuestras.

- Mucho gusto. -Me dijo-, debo partir.
Ante tal situación, hurgue las bellezas y los rincones de la ciudad solo por retenerla; bastó con maldecir la hora, lo injusto ante una buena compañía.
- Sabes, un gusto conversar contigo. -Continuó diciéndome-. Pero las cosas no son tan sencillas fuera de casa. ¡Debo regresar!

Promediando las horas gané su atención.
- ¡Huirás de mí!- Me atreví a preguntar.
- Es tarde-, no avise sobre mi tardanza.

Pero espera…
- ¡Llámalos!, mantenlos informados de ti.
- Procuraré-, pues me gusta la conversación que nos atraviesa.

Fue el primer rato de zozobra de nuestros futuros encuentros.
Crispado el inconveniente sobre la situación; volvieron las palabras a exhibirse en conatos de confianza. Las preguntas rondaban lo personal; mi vida, tu vida, pasado, presente y los sueños. Confiado en mis ojos, despolvaba toda artimaña al agrado.      
                                                                                                                                                                            
- Nuestras vidas buscan acostumbrarse, someterse, crear su propia efigie ante la inmensidad de alternativas. –Clamé-, ante su mirada hipnotizada.

- ¿Qué? No entiendo. – ¿Quisiste decirme algo?-.
Y no sabiendo describir ese momento…
- Su compañía es muy agradable. -Contesté-. Es inolvidable este día.
- Gracias, lo mismo digo. - Acercó a decirme.

Ante su presencia y la falta de cometarios de donde sea inventé palabras, halagos. Temía que parta y nunca más la viera.
Cada segundo fueron correspondidos con su debida intención como amantes dejándose llevar por la gravedad del viento. Es que, fue tan ocasional el encuentro que el poeta no quiso desaprovechar el memorable día, y por momentos, olvidó su peregrina soledad.

Presos en el tiempo y liberados de toda inquietud vimos morir el ocaso lentamente, llevándose nuestros miedos, hundirse en el poniente. De lo foráneo y extrañezas las conjugamos por aquel instante de ensueños y pretextos. Dos culturas unían sus intenciones con el más sincero esmero al placer, conocerse, descubrir los más lejanos territorios que envuelven sus cuerpos.

El poeta y la extranjera a la luz de la luna cantaron sus coplas. Ella quedó cautiva en las palabras, él y su solapada intención fueron llegando al hecho marcados por el ritmo de los gestos. Dos culturas un sentido, pasarla bien, la que podría ser la última aventura antes de transgredir el nuevo día.

Sentados en la misma cama; aquella vez,  tres noches de historias sumaron al tiempo. La primavera anidó el alma del poeta –no sabiendo- que partiría su musa la misma fecha de toque floresta. Ella a sus 20 y él a los nueve más que llevaba por delante, cómodas, viajeras; vieron morir sin destino, ilusiones, placeres…el mañana.”

lunes, 17 de septiembre de 2012

Encantamiento natural

Ingenuo posó al paso de la noche,
de madrugada fúnebre
atestiguando vida,
ésta que prende de un crin
y aún nos causa miedo.

Gimiendo, creyendo gritar,
lenta cede el paso el pulso,

mientras el cuerpo se retuerce
haciendo creer a los huesos
senil metal del organismo.

Aferrada a la vida
temor al espanto,
pidiendo un tiempo más
a la habitación oscura y vacía;
“y era la eterna noche
del que nadie despierta,
pero en la que todos
iremos a parar…”

viernes, 10 de agosto de 2012

Dije muchas cosas


Dije muchas cosas 
que la verdad, 
eran hablar de mi.

Dije muchas cosas 
tantas, que estoy confundido.
Pensé más de lo vivido.
Me adelanté al presente 
soñando el pasado.

Hablé de ti al silencio
al crepúsculo, al ocaso,
pero no hablé de mí entonces.

Dije mil palabras 
heché mil murallas,
¿eran las mías?
Sólo eran…

Dije cosas y hablé de ti.
Quizás era yo. 
O en realidad eras tú. 

Se que dije muchas cosas 
que me elevan 
pero, las miro desde la tierra.

¿Entonces, que es lo que dije?
Hablé de ti o de mí.
Hablemos…
Somos o soy. 

Dije o me digo.
Talvez hablé de más,
pero más quiero
más necesito, 
extraño las palabras en el silencio,
el silencio se asombra de mis palabras.

¡Porqué sé que dije!
Y no fue por torpeza ni orgullo.
Se que abandoné mil cosas en el aire,
pero el aire es de todos 
y a todos nos revive el sueño.

Ahora a quién pido disculpas
A ti o mí por ofensas 
ofensas que matan soledades
y reviven compañía.

A quién pagar mi culpa.
A quién jurar silencio.
A ti o mí.

Dije muchas cosas 
por vengar mi soledad, 
pero esa soledad 
no se ha ido 
y hace conmigo lo mismo.

A quién pagar, 
cómo parar aquellas palabras 
que súbitamente nos mata, 
porque el aire los lleva
y otros lo sienten.

No me queda otra.
¡Perdón!
Y que mí perdón 
sirva de ejemplo
a los que recojan del aire y del día 
un día más para vivir.

No me queda otra.
Te perdono, me perdono.
Y que el aire y el día 
sepan comprender.

Que las cosas dichas 
no terminan en uno mismo
sino se mueven en el éter 
durante toda la historia.

Historia que podemos contarla,
podemos cambiarla.

¡Perdón!
A ti a mí 
y a todos los que reciben 
de la intención las ganas.

¡Perdón!

Darío R. Portillo

Exhorto

Exhorto a sabios pasados
a que nutran mi savia
de elocuencia benigna,
con pasión al arte
y en su lento paso,
reclamo a la grandeza
que pasa sutil
entre las manos.



Sigilosa, invisible
toma rumbo hacia la nada.
¡Oh sabios perennes!
Dadme las musas
que la vida
os ha sacado.



Mártires de la pluma
de inefables palabras,
convocadme en el reino
de lúcidas razones
a contemplar con el tiempo,
maravillas de la creación.



Llevadme a esos lugares;
entregadme el pulso que hace gemir
y por su belleza regocija.
Sabios del arte
ávidos descubridores,
nutrid ésta vida contemplativa
que con gozo reclama
el estro olvidado.


Darío R. Portillo

Hablando al viento

¿Qué tan sólo me ven, queridos amigos?

Es quizás más que la estatua 
ubicada en pleno ápice
o viento en la tibia madrugada. 



“Díganme, mis amigos
o sois vosotros pasajeros del silencio
en el bus del olvido.
¡Afrontadme os lo pido!
No secaré llantos
ni embriagaré sorpresa alguna
al oír tu voz compañera 
deletreando una pena.”



¡No me ocultéis¡ Favor os pido,
nada en particular
solo indicadme mi verdad 
que no puedo sólo asumirla.
Favor, no mientan
que así seré más humillado 
y no podré levantar cabeza.



Amigo o como seáis
mostradme el camino 
que ando a ciegas en este mundo,
muy amigo a lo mío;
muy valiente sin que lo sepa.
-En verdad os pido-
hagáis vuestra culpa fácil 
y demostradme 
lo que mis ojos no ven 
y los suyos reclaman.



“Favor, decidme, estoy delirando
y estoy empezando a creer…
que en verdad estoy sólo.”


Darío R. Portillo

Susurra indómita valentía

Susurra indómita valentía;

surca el cóncavo pecho
arranca la vida 
si a si lo quieres.
Corre al miedo
que me delata.



Confieso llevar el vicio
de hombres errantes…
la estructura que no pondera 
argucias profanas. 



Confieso susurrante 
a mi alma perenne;
mientras la vida súplica
-ambiguamente-, ¡piedad!



Pero la soledad perversa 
se hamaca y me besa 
con lengua de áspid,
colmillos del diablo,
arrebuja su ponzoña.



No quisiera poder infinito
morir tantas veces, lentamente.
Ciertamente…, debo morir
pero, no tristemente.



Indómita valentía
surca tenue,
y desdichada has partir 
al intruso malevo. 



Al cruel engaño de muchos
… coraje de falsarios. 


Darío R. Portillo

Te has ido

Desde que te has ido 

están marchitas las ganas 
agonizantes por el rencor
que manifiestan tus labios.



Desde que te fuiste 
no hubo noches tranquilas
ni alegrías que ameriten
una buena alborada.



Desde que te has ido 
creció la tristeza,
obligó a la soledad.



Aún en el olvido
te lo digo: me recordarás, 
aunque aborrezcas
aquel indeleble recuerdo.



Desde que te fuiste
no están en su sitio
los sentidos 
vagan allendes
desprovistas de cariño.



Desde que te has ido 
el ayer fue mejor
y el presente murió
con el ministerio,
que ha dejado tu huella.


Darío R. Portillo

Dejadme

Dejadme renacer con el brillo 

sofocante del día,
con la luna a oscuras 
mansas de percibir 
el delicado viento 
que emite tu cuerpo.



Dejadme, infinitas veces
¡dejad...!
Pues mi alma anclada 
ansiosa reclama 
el beso sagrado 
de inquietas noches 
quedadas sin fin.



Dejadme, así como ven
sin avaricias y destinos.
Sólo con la brisa de su silueta 
y la estructura,
que vaga esta mente 
por mucho más de un sueño. 


Darío R. Portillo

Fueron mías

Fueron mías estas tierras

supe mecer mi vida
en su lozanal follaje
pero fue el tiempo, la ambición
que dividió pieles y culturas.



Fui criado de ésta tierra,
indómito mi corazón
vagaba sin sorpresas
y mis armas nunca fueron mortales
sino de supervivencia.



Nada es la tierra sin mí, sin ti,
pero poco a poco
repudiaban mi ser
hombres de remotos territorios;
campos osados de verdor
fueron perdiendo vida
y una bulla necrópolis
emergía sobre sus restos.



Y de pronto mi sangre
borbotaba entre ellas
sumando alegría en su cuenta,
las lanzas se incrustaron
en mí propio pecho;
niebla y estridentes sonidos
sumaron su gloria.



Hoy hasta el mar perdió su borrasca
y mi anciano ser
perdura en un huerto,
estas tierras fueron mías
y pude haberla compartido
sin el tronar de las balas.


Darío R. Portillo

No quiero asilen

No quiero asilen 

mis versos,
mis manos;
mis sueños.



No quiero salir a otras tierras
andar lejos de los trajes.
No quiero salir 
y encontrar mis calles 
grabados en trozos de papel
o esquinas con quimeras sensaciones.



Patria mía:
asílame en tu estampa 
donde crecen olivos rascacielos 
y fulgura el sol insistente
en las cuatro estaciones.



Venzo y muero algunas veces 
por el vejar de hombres
venturosos de su gloría.



Pero, patria mía:
sos más grande que el dolor,
y la lucha, hipótesis de cambio.



Por eso, ¡piedad!
No llevéis este cuerpo
a tumbas lejanas;
indignado por mi pesar 
no me asilen 
aún por ser solitario,
aún por haber pecado 
y no conocer de ello.



¡Grande mi sorpresa 
miedo a otros vientos
a otras noches
y a otros asilos!



Prefiero las puertas de mí patria 
las manos de mis enemigos;
la solidaridad de mi gente,
las paredes de éste país.
…prefiero por muchas cosas 
esta tierra carmesí
y estos colores del alba. 


Darío R. Portillo

Rumbo a lo inefable

Yace, dormido, de cara al cielo

vigilando la savia morada
de otros tantos que ya partieron.
El letargo ha cumplido la misión 
de llevarte a otros reinos, 
de cambiar el aposento 
por nubes delicadas 
que siempre tu admirabas. 
Al aciago gobernó la paz
que tus hijos cohibían;
alma que prendió vuelo
a lugares innominables.
Y aquella superficial modorra
al que te enfrentabas
izó alas y clamó por ti.
Estabas al borde del colapso,
sació sus ganas
y apurada asió tu vida.



Padre mío, escapaste de entre mis manos
como gorrión buscando el cielo;
robando el hálito de tus pulmones 
por que ya tu sangre no circulaba .
Lo lívido de tu rostro
dio noción a mis ojos
…ya partías 
y mis piernas doblegadas 
al instante más cruel de la vida,
cuando escapa de tus manos.
Busqué un bus hacia la nada
con el cuerpo eréctil,
no hubo sueños,
menos una ansiada esperanza.
Madrugaste al día 
y partiste sin que el sol te sofoque,
-entonces era huérfano-
tu letargo estampado en la mente.



Maldije a las estrellas ese día, 
pero apareciste tú
como una de aquellas.
Cada vez que la observo 
parecieran centellear 
como dirigiendo una palabra;
y yo en forma de crisálida
que un día llegará al cielo
apresuro el momento.



Me extraño a mi mismo…
con el cuerpo sabio por los años 
y el esfuerzo dedicada a la vida.



Es triste ver cuando el cuerpo se aleja eternamente, 
Más aún, teniéndote tan cerca.
sólo queda el delirio de estos versos 
-que tú sembraste-
un despertar sombrío.




Sólo queda …
…quedo tan sólo.
En forma de crisálida 
que un día buscará el cielo. 




Darío R. Portillo

Ocho días después

Quisiera desatar esta ira, 

muera en acordes de lira.
Tímidamente con la forma
de la quimera llama.



Y acaricio la aureola, 
se apiada celosa;
su magia esta sola
risueña, hermosa.



Ciega en su pena;
oculta en su espacio,
ofrenda a la luna
varada en silencio.



Cándida niña 
de rizas melenas,
tu imagen extraña;
revelan las ganas.



Quisiera muera en recuerdo,
tímida la pierda
en lugar apartado,
con afable huída.


Darío R. Portillo