lunes, 17 de septiembre de 2012

Encantamiento natural

Ingenuo posó al paso de la noche,
de madrugada fúnebre
atestiguando vida,
ésta que prende de un crin
y aún nos causa miedo.

Gimiendo, creyendo gritar,
lenta cede el paso el pulso,

mientras el cuerpo se retuerce
haciendo creer a los huesos
senil metal del organismo.

Aferrada a la vida
temor al espanto,
pidiendo un tiempo más
a la habitación oscura y vacía;
“y era la eterna noche
del que nadie despierta,
pero en la que todos
iremos a parar…”

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