viernes, 10 de agosto de 2012

Dije muchas cosas


Dije muchas cosas 
que la verdad, 
eran hablar de mi.

Dije muchas cosas 
tantas, que estoy confundido.
Pensé más de lo vivido.
Me adelanté al presente 
soñando el pasado.

Hablé de ti al silencio
al crepúsculo, al ocaso,
pero no hablé de mí entonces.

Dije mil palabras 
heché mil murallas,
¿eran las mías?
Sólo eran…

Dije cosas y hablé de ti.
Quizás era yo. 
O en realidad eras tú. 

Se que dije muchas cosas 
que me elevan 
pero, las miro desde la tierra.

¿Entonces, que es lo que dije?
Hablé de ti o de mí.
Hablemos…
Somos o soy. 

Dije o me digo.
Talvez hablé de más,
pero más quiero
más necesito, 
extraño las palabras en el silencio,
el silencio se asombra de mis palabras.

¡Porqué sé que dije!
Y no fue por torpeza ni orgullo.
Se que abandoné mil cosas en el aire,
pero el aire es de todos 
y a todos nos revive el sueño.

Ahora a quién pido disculpas
A ti o mí por ofensas 
ofensas que matan soledades
y reviven compañía.

A quién pagar mi culpa.
A quién jurar silencio.
A ti o mí.

Dije muchas cosas 
por vengar mi soledad, 
pero esa soledad 
no se ha ido 
y hace conmigo lo mismo.

A quién pagar, 
cómo parar aquellas palabras 
que súbitamente nos mata, 
porque el aire los lleva
y otros lo sienten.

No me queda otra.
¡Perdón!
Y que mí perdón 
sirva de ejemplo
a los que recojan del aire y del día 
un día más para vivir.

No me queda otra.
Te perdono, me perdono.
Y que el aire y el día 
sepan comprender.

Que las cosas dichas 
no terminan en uno mismo
sino se mueven en el éter 
durante toda la historia.

Historia que podemos contarla,
podemos cambiarla.

¡Perdón!
A ti a mí 
y a todos los que reciben 
de la intención las ganas.

¡Perdón!

Darío R. Portillo

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