No quiero asilen
mis versos,
mis manos;
mis sueños.
No quiero salir a otras tierras
andar lejos de los trajes.
No quiero salir
y encontrar mis calles
grabados en trozos de papel
o esquinas con quimeras sensaciones.
Patria mía:
asílame en tu estampa
donde crecen olivos rascacielos
y fulgura el sol insistente
en las cuatro estaciones.
Venzo y muero algunas veces
por el vejar de hombres
venturosos de su gloría.
Pero, patria mía:
sos más grande que el dolor,
y la lucha, hipótesis de cambio.
Por eso, ¡piedad!
No llevéis este cuerpo
a tumbas lejanas;
indignado por mi pesar
no me asilen
aún por ser solitario,
aún por haber pecado
y no conocer de ello.
¡Grande mi sorpresa
miedo a otros vientos
a otras noches
y a otros asilos!
Prefiero las puertas de mí patria
las manos de mis enemigos;
la solidaridad de mi gente,
las paredes de éste país.
…prefiero por muchas cosas
esta tierra carmesí
y estos colores del alba.
Darío R. Portillo
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