jueves, 21 de febrero de 2013

Llegó la muerte


A mí llegó la muerte
aullando su pena.
¿Quién eres, – pregunte-?
Y con voz apagada respondió:
-Hermana del sueño, pareja de la vida soy.
Amor no tengo
compasión mis huellas ofrecen,
olvido es mi apodo.

A mí llegó la muerte.
¿De dónde salió? – no lo sé.
Astuta y arma en mano
se dirigió a mí.
Sus ojos ardían,
llama era su aureola;
insepulta su cuerpo.

Atrevido pregunté:
¿qué haces aquí?
De paso vine, conmigo llevar tu sufrir.
Angustiado respondí en la partida:
¿-qué sufrir has de llevar-?
Tu cuerpo corroído por la miseria
otro cuerpo sembrada en la tuya.

Aterida sintió su boca
y de su ser salir la vida,
murió el instante; murió su inocencia.

A mí llegó la muerte
con desgarradoras ponzoñas;
no era pena
sino la insistencia
del dios sombrío
empecinada conmigo.

¡Llegó la muerte!
… a orillas
de una bahía seca de lágrimas
insepulta…como mi cuerpo.


martes, 5 de febrero de 2013

Noche inmensa

 
Es entera la noche
que cual dicha ingenua
busca solemne hospicio
en la identidad.

El horizonte a puesto
su sombrero de gala
dispuesto a brindar su sombra
al que borbota en sus entrañas;
tan inmensa es…
que aparece la luna
bañada y solitaria
en aquel páramo insólito
de duendes y predicciones,
a quien acalla el amanecer.

Allá a lo lejos el cantar de los gallos
cual eco bondadoso
perdura en el aire,
pues, es inmensa la noche
mientras va envejeciendo,
dejando su letargo
porque murmura la aurora
a quien juró obediencia
al tocarle oportunidad.